miércoles, 26 de junio de 2019

GIBRALTAR



Por Miguel Garin





Estando tan cerca un día visité Gibraltar, el famoso peñón, enclave inglés que se mantiene “manu militare” y que cada vez que España lo reclama, el gobierno inglés le recuerda que la propia España hace lo mismo con las ciudades  de Ceuta y Melilla, en el norte de Africa, en el actual estado marroquí.
Eso no es cierto porque son situaciones históricas y jurídicas distintas, pero los ingleses aprovechan y lo dicen así.
Adentro de la pequeña pero pujante ciudad –ingleses y gibralteños la llaman The Rock (La Roca)- todo está escrito en inglés. Carteles de calles, de avenidas, de comercios, de edificios,  pareciera que se  está en el centro de Inglaterra. Sin embrago se puede hablar perfectamente en español con el mozo del bar o del restauran, con el dependiente de comercio, con el chofer del autobús y con cualquiera  que esté en contacto con el público, porque el intercambio con gente de habla hispana es constante.
Lo primero que se ve, luego de transpuesta la famosa “verja de entrada”, es la pista de aterrizaje, a la que se la cruza caminando, y luego regimientos militares, bases aéreas, bases de submarinos, puertos militares y hasta hay quién dice que en el interior de The Rock, también misiles nucleares.
Todo puede ser.

Los ingleses ya estaban ahí pero su dominio se consolidó a partir de 1805, cuando se produjo la batalla de Trafalgar que ganaron a una flota combinada franco-española.
Aún hoy me pregunto qué hacía España en ese momento luchando al lado de Napoleón que tan solo unos años después se convertiría en su verdugo.
En la batalla de Trafalgar murió el almirante Nelson, muy recordado en la historia militar de los ingleses.
En el centro de Gibraltar hay un cementerio de caídos en la batalla. Allí reposan los huesos de los desgraciados que murieron en combate, curiosamente no tan cerca, pues el lugar preciso del encuentro fue frente al Cabo de Trafalgar, es decir próximo a Cádiz.
Con la ayuda de Hitler, el dictador Franco pudo recuperar el peñón. Si escuchamos la historia verbalmente transmitida, debemos decir que “Franco desistió por temor a que como represalia los ingleses tomaran las islas Canarias”, lo cual es creencia popular, en cierto modo sustentado en el hecho que las Canarias estaban  entonces débilmente defendidas.

Gibraltar es desde muy antiguo famoso por el contrabando. Además de su enorme importancia estratégica, fue usado como una puerta para vender en Europa todo tipo de productos, sin apego a  norma aduanera alguna.
Por su condición de puerto libre y  aún de paraíso fiscal, se pueden hacer transacciones y comprar todo tipo de productos como ropa, audio, fotografía, joyería y relojería fina, tabaco, licores, whisky, sin impuestos, incluso sin factura.  Todos los precios se hallan exhibidos en libra, y hay que decir que haciendo la conversión a euro no es grande la diferencia.




En The Rock convivieron siempre en feliz mancomunión, un conglomerado de contrabandistas, piratas, funcionarios dedicados a corromper  funcionarios de otros países, espías, traficantes y últimamente cazadores de barcos hundidos.
En el pasado los navíos que circulaban por el estrecho de Gibraltar solían transportar oro y plata de la pobre Bolivia, esmeraldas de la verde Colombia, cobre de Chile, sedas de la remota India, esclavos de la negra África, porcelanas de la milenaria China etc. etc.
Como era muy difícil cazar cargamentos en ultramar porque las cartas náuticas aún no estaban uniformadas y cada barco seguía su propia singladura, los temibles piratas se mantenían al acecho en las inmediaciones del estrecho de  Gibraltar.
Con barcos dotados de hasta 50 cañones interceptaban, apareaban, saltaban, degollaban y se hacían con la carga.
¡Tronaba el cañón y humeaba el arcabuz!
Si sus propios buques resultaban averiados, en The Rock contaban con astilleros para las reparaciones.- Todo con el beneplácito de la corona británica.

Aún hoy Gibraltar tiene un desempeño primordial en el ingreso del hachís que proviene de Marruecos y que desde The Rock se esparce por toda  Europa, dicen que con la vista gorda de la Guardia Costera.
Con todo ese empeño, sumado al de los propios españoles, que no a sido menor, se ha logrado que España sea el segundo mayor consumidor de Europa, detrás de la propia Inglaterra, que es la primera.

Viendo los pertrechos militares se comprende la importancia que este enclave ha tenido y que se mantiene en el actual esquema de la OTAN.
En un local se exhibe una completa colección de fotos de navíos de la Armada Real Británica que en algún momento estuvieron basados en Gibraltar.
Algunos de ellos fueron protagonistas de hechos destacados, como es el caso del Ark Royal, hundido por los submarinos alemanes en la segunda guerra mundial, aunque salvándose la tripulación y marinería completa, en total unos 1500 hombres.
En aquellas fotos se pueden ver las correspondientes al destructor Sheffield, a la fragata Ardent, al enorme carguero militar Atlantic Conveyor, al destructor Coventry, a la fragata Antílope, a los buques Sir Galahad y Sir Tristan y al portaviones Hermes. Todos hundidos o averiados en la guerra de Malvinas.
También estuvo en Gibraltar el submarino Conqueror, aquel que hundió a nuestro crucero ARA General Belgrano.


1 comentario:

  1. Buen repaso del carácter de Gibraltar. Se ve que aprovechaste bien la visita

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