Por Miguel Garin
Estando tan cerca un día visité Gibraltar, el famoso peñón, enclave
inglés que se mantiene “manu militare”
y que cada vez que España lo reclama, el gobierno inglés le recuerda que la
propia España hace lo mismo con las ciudades de Ceuta y Melilla, en el norte de Africa, en el
actual estado marroquí.
Eso no es cierto porque son situaciones históricas y jurídicas distintas,
pero los ingleses aprovechan y lo dicen así.
Adentro de la pequeña pero pujante ciudad –ingleses y gibralteños la
llaman The Rock (La Roca )-
todo está escrito en inglés. Carteles de calles, de avenidas, de comercios, de
edificios, pareciera que se está en el centro de Inglaterra. Sin embrago
se puede hablar perfectamente en español con el mozo del bar o del restauran,
con el dependiente de comercio, con el chofer del autobús y con cualquiera que esté en contacto con el público, porque
el intercambio con gente de habla hispana es constante.
Lo primero que se ve, luego de transpuesta la famosa “verja de entrada”,
es la pista de aterrizaje, a la que se la cruza caminando, y luego regimientos
militares, bases aéreas, bases de submarinos, puertos militares y hasta hay
quién dice que en el interior de The Rock, también misiles nucleares.
Todo puede ser.
Los ingleses ya estaban ahí pero su dominio se consolidó a partir de
1805, cuando se produjo la batalla de Trafalgar que ganaron a una flota
combinada franco-española.
Aún hoy me pregunto qué hacía España en ese momento luchando al lado de
Napoleón que tan solo unos años después se convertiría en su verdugo.
En la batalla de Trafalgar murió el almirante Nelson, muy recordado en
la historia militar de los ingleses.
En el centro de Gibraltar hay un cementerio de caídos en la batalla.
Allí reposan los huesos de los desgraciados que murieron en combate,
curiosamente no tan cerca, pues el lugar preciso del encuentro fue frente al
Cabo de Trafalgar, es decir próximo a Cádiz.
Con la ayuda de Hitler, el dictador Franco pudo recuperar el peñón. Si escuchamos
la historia verbalmente transmitida, debemos decir que “Franco desistió por temor a que como represalia los ingleses tomaran las
islas Canarias”, lo cual es creencia popular, en cierto modo sustentado en
el hecho que las Canarias estaban entonces
débilmente defendidas.
Gibraltar es desde muy antiguo famoso por el contrabando. Además de su
enorme importancia estratégica, fue usado como una puerta para vender en Europa
todo tipo de productos, sin apego a
norma aduanera alguna.
Por su condición de puerto libre y
aún de paraíso fiscal, se pueden hacer transacciones y comprar todo tipo
de productos como ropa, audio, fotografía, joyería y relojería fina, tabaco,
licores, whisky, sin impuestos, incluso sin factura. Todos los precios se hallan exhibidos en
libra, y hay que decir que haciendo la conversión a euro no es grande la
diferencia.
En The Rock convivieron siempre en feliz mancomunión, un conglomerado de
contrabandistas, piratas, funcionarios dedicados a corromper funcionarios de otros países, espías,
traficantes y últimamente cazadores de barcos hundidos.
En el pasado los navíos que circulaban por el estrecho de Gibraltar solían
transportar oro y plata de la pobre Bolivia, esmeraldas de la verde Colombia,
cobre de Chile, sedas de la remota India, esclavos de la negra África,
porcelanas de la milenaria China etc. etc.
Como era muy difícil cazar cargamentos en ultramar porque las cartas
náuticas aún no estaban uniformadas y cada barco seguía su propia singladura,
los temibles piratas se mantenían al acecho en las inmediaciones del estrecho
de Gibraltar.
Con barcos dotados de hasta 50 cañones interceptaban, apareaban,
saltaban, degollaban y se hacían con la carga.
¡Tronaba el cañón y humeaba el arcabuz!
Si sus propios buques resultaban averiados, en The Rock contaban con
astilleros para las reparaciones.- Todo con el beneplácito de la corona
británica.
Aún hoy Gibraltar tiene un desempeño primordial en el ingreso del hachís
que proviene de Marruecos y que desde The Rock se esparce por toda Europa, dicen que con la vista gorda de la Guardia Costera.
Con todo ese empeño, sumado al de los propios españoles, que no a sido menor,
se ha logrado que España sea el segundo mayor consumidor de Europa, detrás de
la propia Inglaterra, que es la primera.
Viendo los pertrechos militares se comprende la importancia que este
enclave ha tenido y que se mantiene en el actual esquema de la OTAN.
En un local se exhibe una completa colección de fotos de navíos de la Armada Real Británica que en
algún momento estuvieron basados en Gibraltar.
Algunos de ellos fueron protagonistas de hechos destacados, como es el
caso del Ark Royal, hundido por los submarinos alemanes en la segunda guerra
mundial, aunque salvándose la tripulación y marinería completa, en total unos
1500 hombres.
En aquellas fotos se pueden ver las correspondientes al destructor
Sheffield, a la fragata Ardent, al enorme carguero militar Atlantic Conveyor,
al destructor Coventry, a la fragata Antílope, a los buques Sir Galahad y Sir Tristan
y al portaviones Hermes. Todos hundidos o averiados en la guerra de Malvinas.
También estuvo en Gibraltar el submarino Conqueror, aquel que hundió a
nuestro crucero ARA General Belgrano.
Buen repaso del carácter de Gibraltar. Se ve que aprovechaste bien la visita
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