Por Miguel Garin
-Vea señor técnico, mi
celular hace cosas raras…
-Mi celular ladra, además en
la pantalla aparece un perrito como el de mi hijo, el Brodie, que es un border collie
muy simpático. Mi celular cree que es un perro. Si alguien toca el timbre
comienza a ladrar. Si ve pasar a alguien también, está a punto de volverme loco.
-Caramba señor, no es para
menos –dice el técnico con fingida calma- nunca me tocó un caso así. Tuve una
vez una clienta que el celular le sonaba como una lechuza. Y otro como un
moscardón. Pero como perro…..jamás escuché una cosa parecida.
-Es que a mí, señor técnico
me preocupa. Porque los perros son muy intuitivos ¿vio? saben cuando nos vamos
a ausentar, cuando hemos de volver, huelen las tormentas y presienten la muerte
de las personas cercanas.
-Espere, espere un momento –
interrumpió con algo de impaciencia el técnico- un celular es un celular y un
perro, un perro.
-Sí, pero vez pasada el celular ladró y al día
siguiente falleció Dorita, que vivía acá a la vuelta. Y anteriormente también,
vino a visitarme Carlitos Potente, el
celular lo olfateó, cuando se fue comenzó a ladrar. Esa misma noche falleció -imagínese
usted, con el fisicacho que tenía - Como ahora no para de ladrar, tengo miedo
que me toque a mí.
-Para que usted no tenga que venir hasta aquí –dice
ahora el técnico- yo podría entrar a su equipo de manera remota. También debo
ver qué cosas tiene en el Whatsapp. Si no va a tener que traérmelo.
El dueño del celular que
hace cosas raras, es un hombre de 87 años. Hizo su vida en el campo y ahora
vive en la ciudad. La mala absorción de la tecnología le pega con violencia en
la cara.
En eso, que parecía una conversación inconducente, en la que el técnico le pedía que ingresara a Play Store y al pobre hombre le costaba encontrarlo, comenzó a ladrar el celular.
-Eso es un video de Whatsapp -dictaminó el técnico a la distancia- Por eso le aparece en la pantalla el perrito
que usted me dijo. Es muy sencillo de quitar.
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